Unidad de la mujer de la FHGST

Atención ginecológica integral en todas las etapas de su vida.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Noticia publicada hoy en La Gaceta de Salamanca.

Unidad de la mujer de la FHGST

Atención ginecológica integral en todas las etapas de su vida

Desde la pubertad, con la aparición de la menstruación, a la menopausia, la mujer pasa por distintas etapas que están ligadas a una serie de cambios hormonales y físicos. Durante todas ellas el acompañamiento y asesoramiento ginecológico es fundamental para favorecer el diagnóstico precoz y el tratamiento de las distintas patologías.

Equipo de profesionales con una dilatada experiencia

La Unidad de la Mujer de la Fundación Hospital General de la Santísima Trinidad cuenta con un equipo de profesionales altamente cualificado, con una dilatada experiencia en el ámbito de la ginecología. Recientemente han fortalecido su cuadro médico con la incorporación de la Dra. Josefa Moro Egido y la Dra. Tatiana Costas Rodríguez, especialistas en Ginecología y Obstetricia, quienes se han sumado a la Dra. Hortensia García Briz, ginecóloga de la Fundación desde hace más de 3 años.


De izquierda a derecha: Dra. Hortensia García, Dra. Josefa Moro y Dra. Tatiana Costas

La Unidad destaca por su enfoque integral y especializado en áreas clave como el suelo pélvico, la obstetricia y la menopausia. La Dra. Moro, con más de 30 años de trayectoria profesional, es un referente en el tratamiento y manejo del suelo pélvico. Por otro lado, la Dra. Costas aporta especialización en cirugía mamaria, menopausia y ginecología regenerativa. Ambas especialistas trabajan de forma conjunta con la Dra. García, especialista en patología mamaria y en ginecología en la etapa de la adolescencia, formando un equipo sólido y comprometido, que persigue brindar una atención personalizada y de calidad a las pacientes.

Amplia oferta de servicios

La Unidad de la Mujer ofrece una amplia cartera de servicios en diferentes áreas de la especialidad como la ginecología y obstetricia. La Unidad cuenta con la última tecnología de visión del feto y ofrece la posibilidad de realizar ecografías en 3D, 4D y 5D. Estas técnicas permiten obtener imágenes precisas y con volumen del bebé, lo que posibilita la detección de posibles anomalías en el desarrollo del feto y permite conocer el aspecto del bebé antes de que nazca.
Asimismo, también proporciona una atención global de la patología mamaria, así como de los problemas de salud íntima de la mujer (ginecología regenerativa).
Las técnicas que se aplican en esta área buscan regenerar o reparar células y tejidos dañados para intentar dar solución a problemas que hasta ahora eran muy difíciles de tratar, como la incontinencia urinaria, la sequedad vaginal o la atrofia genital, entre otros. Patologías bastante frecuentes en la etapa de la menopausia o en el postparto. Para ello se combinan distintas opciones de tratamiento, como el láser ginecológico de CO2. Un procedimiento ambulatorio, rápido e indoloro, con excelentes resultados y que no requiere cirugía.

Asuntos Mayores: El camino hacia un envejecimiento saludable

Pablo Santos Marcos, trabajador social, gerontólogo y director de la Residencia de Mayores Santísima Trinidad nos da algunas pautas para envejecer de forma positiva

 

El envejecimiento es un proceso que afecta a todos los seres humanos y que además tiene un carácter universal (todas las personas envejecemos), heterogéneo (cada persona envejece de una forma distinta a otra) e involutivo (el ser humano va perdiendo capacidades a medida que envejece).

A pesar de las características que marcan el declive fisiológico y psicológico, este proceso universal no es sinónimo de enfermedad, aunque es cierto que algunas personas consideran que en esta etapa del ciclo vital se pasa de la plenitud física, mental y social a una fase en la que disminuyen algunas de sus capacidades. Esta idea lleva aparejada la existencia y utilización de algunos estereotipos con matices claramente peyorativos que empañan injustamente la imagen de la población mayor y suponen una amenaza para un envejecimiento saludable.

Las teorías del envejecimiento sobre este concepto hacen alusión a diversos tipos de envejecimiento. El envejecimiento normal hace referencia una forma de envejecer sin enfermedades crónicas (lo contrario del envejecimiento patológico). Por otra parte, el envejecimiento exitoso, que tiene lugar cuando las personas sienten satisfacción por poder adaptarse a las situaciones cambiantes de su vida. Esta dimensión conlleva sin duda alguna un componente subjetivo, tratándose además de un concepto dotado de cierta imprecisión, dado que definir el “éxito” va a depender de una situación personal concreta además de unas metas deseadas, incluso de circunstancias personales (fallecimientos, enfermedades, etc.). Si hablamos del envejecimiento saludable, las teorías gerontológicas tienen mucho que decir. La primera cuestión a tener en cuenta es que en muchas ocasiones se utilizan ambos términos (envejecimiento exitoso y envejecimiento saludable) como sinónimos. Sin embargo, el envejecimiento saludable es el proceso de mantener y mejorar la capacidad funcional de cada persona, lo que posibilita alcanzar el bienestar en la vejez y aunque es algo que hemos escuchado o leído en numerosas ocasiones, la mejor forma de alinearse con este tipo de envejecimiento es llevando a cabo hábitos de vida saludables.

Pero, ¿cuáles son esos hábitos? Los hábitos de vida saludables están al alcance de todos y se pueden comenzar a practicar en cualquier momento, si bien es cierto que cuanto antes, mejor.  La OMS lo tiene muy claro: seguir una dieta equilibrada, realizar actividad física con regularidad, evitar el sedentarismo, así como los hábitos tóxicos (tabaco y alcohol) o procurar el bienestar emocional es clave, ya que todo ello contribuye a reducir la aparición de enfermedades no transmisibles, mejorar la capacidad física y mental y retrasar la dependencia de los cuidados.

Independientemente de un tipo u otro de envejecimiento, los expertos en este campo están de acuerdo en que cada uno de nosotros somos agentes y gestores de nuestro propio proceso de envejecimiento, de modo que se sabe que las formas de envejecimiento no se desarrollan al azar. En ese sentido, mantienen que aproximadamente un 25% depende de factores genéticos y un 75% tiene que ver con factores conductuales y ambientales (Kirkwood, 2005).

Por tanto, llegados a este punto, es importante poner de relieve varios asuntos. El primero es que el envejecimiento es un proceso y además un logro de las sociedades avanzadas, sobre todo, si tenemos en cuenta que las proyecciones demográficas apuntan a que no sólo cada vez se vive más años, sino que esto hace con mayor calidad de vida.

El segundo punto guarda relación con las formas de envejecer. Si sabemos que nuestro organismo comienza su declive biológico, psicológico y funcional a partir de los 35-40 años de edad y que además, tres cuartas partes de este complejo proceso involutivo dependen de nuestros hábitos y conductas, así como de factores ambientales, no es tarde para sentar las bases de un envejecimiento exitoso y saludable.

Por todo ello, como especialista del ámbito gerontológico, tanto en el campo del envejecimiento normal como patológico, puedo afirmar contundentemente que en general los individuos no estamos preparados para envejecer. Y sobre este particular, se hace más que necesario recordar que no envejecemos cuando cumplimos la edad ansiada y jubilosa de los 65 años, si no mucho antes.

Llega un momento en la vida de las personas que casi sin darse cuenta entran en la antesala del envejecimiento, donde les esperan una serie de complejos cambios bioquímicos, fisiológicos, psicológicos y funcionales que merman en mayor o menor grado su capacidad para realizar las AVD (Actividades de la Vida Diaria). Pero además, estas modificaciones no se producen exclusivamente en las citadas dimensiones. El ser humano también se siente atenazado por otros cambios, aparentemente menos visibles, pero que limitan y condicionan la forma de pensar y por tanto de actuar. Las transformaciones psicológicas y emocionales que experimentamos forman parte del enfoque holístico (bio-psico-social) que debe de tener presente cualquier profesional que trabaje con personas mayores.

Se hace necesario, tanto desde el contexto académico como laboral, que especialistas en envejecimiento con distintos perfiles profesionales (médicos geriatras, psicólogos y trabajadores sociales especializados en Gerontología) diseñen e implementen programas de envejecimiento exitoso y saludable.

El éxito de las sociedades desarrolladas no pasa sólo porque las poblaciones sean más longevas, y por tanto vivan más años, sino porque las personas aprendan cómo se envejece: qué transformaciones van a sufrir en su organismo a medida que su ciclo vital avanza, qué tipo de preocupaciones experimentan cuando van envejeciendo, cómo realizar el tránsito de la vida laboral a la vida jubilar.

Se trata de dotar de estrategias y recursos a  las personas a medida que van envejeciendo para que su mayor valor no sea el cumplir los máximos años posibles, si no disfrutarlos saludablemente adelantándose a lo que puede venir. Es aquí donde radica el verdadero éxito de las sociedades desarrolladas.

La FHGST incrementa su cuadro médico con la incorporación de un nuevo dermatólogo y una nueva psiquiatra

La Dra. Lorena Carrascal Laso, especialista en Psiquiatría, y el Dr. Daniel Rodríguez Baeza, especialista en Dermatología, se incorporarán a la Fundación Hospital General de la Santísima Trinidad el próximo viernes, 9 de febrero.

Ambos especialistas pasarán consulta en policlínicas los viernes, de 17:00h a 21:00h.

Doctora en Medicina y Cirugía por la Universidad de Salamanca, la Dra. Carrascal es Experta en Emergencias en Salud Mental por la Universidad de Alcalá. Cuenta con un Máster en Razonamiento y Práctica Clínica por la Universidad de Alcalá y un Máster en Psiquiatría Legal y Forense por la Universidad Complutense. Es miembro del IBSAL, de la Sociedad Española de Psicogeriatría y de la Sociedad Española de Psiquiatría.

El Dr. Rodríguez es profesor colaborador en la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid, miembro del Grupo Bioithas (laboratorio especializado en investigación en microbiota aplicado a dermatología) y autor de numerosas publicaciones y comunicaciones tipo póster en congresos nacionales.

Los días 13, 19 y 20 de diciembre, pasará consulta de 09:00h a 14:30h y a partir del 12 de enero de 2024, el horario de consulta será los viernes, de 15:30h a 20:00h.

El Dr. Jiménez es especialista en Ortopedia y Traumatología Infantil (displasia de cadera, escoliosis, dismetrías, fracturas y secuelas del niño) y cuenta con amplia experiencia en Cirugía Ortopédica y Reconstructiva de rodilla y cadera, Cirugía Artroscópica de rodilla y Medicina Deportiva.

En la actualidad, es investigador asociado en técnicas de terapia celular y PRPs aplicadas para el tratamiento de la artrosis e investigador principal en aplicaciones de la IA sobre el paciente enfermo. Además, es miembro de la Sociedad Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología (SECOT) y de la Sociedad Española de Ortopedia Pediátrica (SEOP).

Motivos de consulta más frecuentes en traumatología

La traumatología es una rama de la medicina que se especializa en el estudio y tratamiento de las lesiones y trastornos del sistema musculoesquelético. Este sistema incluye huesos, articulaciones, ligamentos, tendones, músculos y otras estructuras relacionadas con el movimiento y el soporte del cuerpo. Cuando los pacientes acuden a la consulta de traumatología suelen hacerlo por una variedad de razones relacionadas con lesiones musculoesqueléticas y problemas ortopédicos como:

Dolor en las articulaciones, ya sea en las rodillas, caderas, hombros o cualquier otra articulación, lesiones deportivas, fracturas óseas, dolor de espalda (problemas en la columna vertebral, hernias discales, ciática…) y lesiones por traumatismos: accidentes, caídas u otras lesiones traumáticas que pueden afectar a los ligamentos o articulaciones.

Asimismo, también acuden a consulta pacientes con enfermedades articulares como la artritis reumatoide, osteoartritis u otras lesiones que afectan las articulaciones, pacientes con deformidades congénitas o adquiridas, así como personas que presentan infecciones en los huesos, articulaciones o tejidos blandos.

El dolor crónico en las extremidades, espalda u otras áreas musculoesqueléticas es otro de los motivos de consulta más frecuente.

En todos estos casos, el diagnóstico por parte del especialista es clave. En nuestras consultas, el traumatólogo realizará la exploración física, así como las pruebas de imagen necesarias (radiografías, resonancia magnética) para confirmar el diagnóstico, determinar la gravedad de la lesión y establecer el tratamiento más adecuado (desde medidas más conservadoras como la inmovilización, la medicación o la rehabilitación, a realizar procedimientos quirúrgicos.

Un porcentaje elevado de los pacientes que acuden a nuestras consultas de traumatología son personas jóvenes, que practican actividad física con cierta frecuencia y para los que una lesión en sus articulaciones puede suponer una limitación superior al de otras personas. Por eso, en el servicio de traumatología siempre se estudia cada caso, de forma individualizada, pensando cuál será el mejor tratamiento, teniendo en cuenta todos estos condicionantes. El objetivo en todos los casos (independientemente de que se trate de una persona joven, adulta o más mayor) no es solo tratar la lesión y curarla, sino que la recuperación sea óptima para devolver la función a las articulaciones lo antes posible.