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«Cálida fiesta del Hospital de la Santísima Trinidad»

Noticia publicada por «La Gaceta de Salamanca»

 

La Fundación Hospital General de la Santísima Trinidad celebra su fiesta

Con motivo de la festividad de la Santísima Trinidad, la Fundación ha celebrado este domingo la fiesta en honor a su patrona. El acto comenzó con la celebración de la Santa Misa, presidida por el obispo de Salamanca, Mons. D. José Luis Retana Gozalo.

Tras la eucaristía, los asistentes (miembros del Patronato de la FHGST, el Equipo Directivo, Trabajadores, Autoridades, miembros de diferentes Instituciones de Salamanca, así como familiares y amigos) se desplazaron hasta la carpa situada en los jardines traseros del hospital, donde se rindió un merecido homenaje a las compañeras jubilados en los últimos meses, uno de los actos más esperados de las fiesta. En esta ocasión, las homenajeadas fueron: Teresa Corral Moro, Ana María García y Carmen Sánchez Sánchez.

Jubiladas Fiesta 2024 con el obispo de Salamanca, Mons. D. José Luis Retana Gozalo

Tras el homenaje se sirvió un vino español para todos los asistentes. Los más pequeños pudieron disfrutar de varias actividades que se organizaron para ellos.

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“La tecnología y la humanización deben ir de la mano” – Foro Gaceta Innovación en Salud

La Fundación Hospital General de la Santísima Trinidad lleva trabajando desde hace seis años en un modelo que integra la tecnología para satisfacer las necesidades de sus pacientes, residentes y profesionales

 

En su próxima presentación en el Foro de la Gaceta de Salamanca, hablará sobre la innovación en salud. ¿Cómo define la relación entre la tecnología y la humanización en el ámbito sanitario?

—La tecnología y la humanización deben ir de la mano para redefinir el futuro de la atención sanitaria. Es innegable el impacto positivo que ha tenido y sigue teniendo la tecnología en el ámbito de la salud. Entre otras cosas, posibilita el acceso a la atención sanitaria, prácticamente desde cualquier lugar, nos permite obtener un diagnóstico con más rapidez y precisión, aplicar tratamientos más eficaces y reducir la estancia hospitalaria, mejorando así la calidad de vida de los pacientes. Hemos visto también cómo facilita el trabajo al personal sanitario, haciendo que este sea más ágil y seguro. Sin embargo, solo supondrá un verdadero avance en el área de la salud si se aplica en el contexto adecuado y siempre que se siga manteniendo a la persona en el centro de toda atención.

¿Cuál es el mayor reto al que se enfrenta la sanidad en la actualidad en términos de integración tecnológica?

—Los profesionales sanitarios siempre se han caracterizado por su vocación y entrega a la persona y estas cualidades no han de ser reemplazadas por la tecnología, la cual debe ser incorporada sin perder el trato digno y respetuoso a la persona y esto, sin duda, es uno de los mayores retos de la integración tecnológica en el sector de la salud. Otro de los desafíos es la adaptación de los profesionales a estas nuevas tecnologías.

¿Qué estrategias sugiere para que el personal sanitario se adapte a las nuevas tecnologías?

—La formación continua es clave. Invertir en la capacitación del personal para que puedan adaptarse y aprovechar al máximo los beneficios de estas tecnologías, así como detectar aquellas causas o motivos que pueden generar cierto miedo o resistencia a su incorporación, para intentar paliarlos, es fundamental. No debemos olvidar que la tecnología debe complementar y no reemplazar el trabajo humano.

¿Cómo ve el futuro de la tecnología en la sanidad, especialmente en la atención a distancia?

—La salud digital es una tendencia que seguirá creciendo, facilitando el acceso a los servicios sanitarios desde cualquier lugar, ofreciendo una atención de calidad, incluso en áreas con escasez de personal especializado. Un claro ejemplo es la monitorización remota, que permite a los especialistas mantener el control y seguimiento sobre algunos parámetros médicos de sus pacientes, sin que estos tengan que acudir a consulta. En este contexto, la inteligencia artificial (IA) está evolucionando el campo de la salud digital, gestionando grandes cantidades de datos de los pacientes a través de estos dispositivos, lo que permite elaborar diagnósticos de apoyo para los especialistas y trabajar en una medicina personalizada y preventiva. Otro caso es el de la realidad virtual que ya se está utilizando, tanto en el ámbito sanitario como sociosanitario, por sus numerosos beneficios.

Ha mencionado que la realidad virtual posee numerosos beneficios, tanto en el ámbito sanitario como sociosanitario ¿Se está trabajando con esta tecnología en la Fundación?

—Sí, hace unos meses, en la Residencia de Mayores de la Fundación Hospital General de la Santísima Trinidad hemos incorporado la realidad virtual a las terapias con nuestros residentes, para promover el envejecimiento activo y saludable de nuestros mayores y favorecer su bienestar. Asimismo, estamos trabajando, en colaboración con Arsoft, en la implantación de un proyecto piloto de realidad virtual (LAIA XR), que ayudará a los cirujanos a estudiar y manipular el modelo 3D de los órganos que tienen que intervenir. De esta forma, y gracias a la dimensión tridimensional, se aumenta la precisión y la seguridad del especialista a la hora de enfrentarse a una operación, ya que el sistema le ayuda a comprender cómo son las estructuras y los tejidos de sus pacientes.

En su discurso, destaca el papel de las “soft skills”. ¿Qué cualidades cree que debe tener un profesional en enfermería?

—Cuando hablamos de las soft skills nos referimos a las habilidades personales y sociales, y generalmente están relacionadas con rasgos de la personalidad. En nuestro sector estas habilidades son cruciales. La humanización de los cuidados junto con la responsabilidad, la empatía, el compromiso o el liderazgo son cualidades imprescindibles. Asimismo, ha de tener habilidades comunicativas, capacidad resolutiva y por supuesto saber trabajar en equipo, y todo ello, teniendo siempre a la persona en el centro de la atención. Eso es algo que valoramos mucho en nuestra Institución, contar con un equipo de profesionales comprometido y alineado con nuestros valores y principios, que imponen por encima de todo el respeto a la dignidad de la persona, ofreciendo siempre un trato humano y cercano. Además, cualquier profesional de enfermería debe tener el compromiso de mejora continua, ya que en nuestro sector es imprescindible actualizar constantemente nuestros conocimientos y competencias, para ofrecer la mejor atención y garantizar en todo momento la seguridad de pacientes y profesionales.

También va a hablar sobre formación, ¿qué importancia cree que tiene la formación en el sector de la salud y en concreto en el área de enfermería?

—La formación, como parte de la mejora continua, es esencial para el crecimiento y desarrollo de los profesionales sanitarios. Si nos centramos en enfermería, debemos tener en cuenta que es una profesión en constante evolución, debido a los numerosos avances científicos y tecnológicos, por eso, mantenerse actualizado es fundamental. Esto nos permitirá mejorar nuestros conocimientos y adquirir nuevas habilidades y competencias. Para ello, en la Fundación contamos con programas de formación para todos nuestros trabajadores. Del mismo modo, colaboramos con diversas universidades y centros de formación en la preparación de los futuros profesionales.

Ha hablado sobre innovación en salud, tecnología, de la importancia de la adaptación por parte de los profesionales, pero ¿qué papel tiene el paciente en todo este proceso?

—Para garantizar el éxito de la integración de la tecnología y la humanización, el paciente tiene que ser el protagonista. Por supuesto que hay que seguir innovando para que las soluciones tecnológicas mejoren la experiencia del paciente, refuercen la atención sanitaria y favorezcan la conexión humana, pero esta transformación ha de ser gradual, facilitando la adaptación por parte del paciente.

Asuntos Mayores: El camino hacia un envejecimiento saludable

Pablo Santos Marcos, trabajador social, gerontólogo y director de la Residencia de Mayores Santísima Trinidad nos da algunas pautas para envejecer de forma positiva

 

El envejecimiento es un proceso que afecta a todos los seres humanos y que además tiene un carácter universal (todas las personas envejecemos), heterogéneo (cada persona envejece de una forma distinta a otra) e involutivo (el ser humano va perdiendo capacidades a medida que envejece).

A pesar de las características que marcan el declive fisiológico y psicológico, este proceso universal no es sinónimo de enfermedad, aunque es cierto que algunas personas consideran que en esta etapa del ciclo vital se pasa de la plenitud física, mental y social a una fase en la que disminuyen algunas de sus capacidades. Esta idea lleva aparejada la existencia y utilización de algunos estereotipos con matices claramente peyorativos que empañan injustamente la imagen de la población mayor y suponen una amenaza para un envejecimiento saludable.

Las teorías del envejecimiento sobre este concepto hacen alusión a diversos tipos de envejecimiento. El envejecimiento normal hace referencia una forma de envejecer sin enfermedades crónicas (lo contrario del envejecimiento patológico). Por otra parte, el envejecimiento exitoso, que tiene lugar cuando las personas sienten satisfacción por poder adaptarse a las situaciones cambiantes de su vida. Esta dimensión conlleva sin duda alguna un componente subjetivo, tratándose además de un concepto dotado de cierta imprecisión, dado que definir el “éxito” va a depender de una situación personal concreta además de unas metas deseadas, incluso de circunstancias personales (fallecimientos, enfermedades, etc.). Si hablamos del envejecimiento saludable, las teorías gerontológicas tienen mucho que decir. La primera cuestión a tener en cuenta es que en muchas ocasiones se utilizan ambos términos (envejecimiento exitoso y envejecimiento saludable) como sinónimos. Sin embargo, el envejecimiento saludable es el proceso de mantener y mejorar la capacidad funcional de cada persona, lo que posibilita alcanzar el bienestar en la vejez y aunque es algo que hemos escuchado o leído en numerosas ocasiones, la mejor forma de alinearse con este tipo de envejecimiento es llevando a cabo hábitos de vida saludables.

Pero, ¿cuáles son esos hábitos? Los hábitos de vida saludables están al alcance de todos y se pueden comenzar a practicar en cualquier momento, si bien es cierto que cuanto antes, mejor.  La OMS lo tiene muy claro: seguir una dieta equilibrada, realizar actividad física con regularidad, evitar el sedentarismo, así como los hábitos tóxicos (tabaco y alcohol) o procurar el bienestar emocional es clave, ya que todo ello contribuye a reducir la aparición de enfermedades no transmisibles, mejorar la capacidad física y mental y retrasar la dependencia de los cuidados.

Independientemente de un tipo u otro de envejecimiento, los expertos en este campo están de acuerdo en que cada uno de nosotros somos agentes y gestores de nuestro propio proceso de envejecimiento, de modo que se sabe que las formas de envejecimiento no se desarrollan al azar. En ese sentido, mantienen que aproximadamente un 25% depende de factores genéticos y un 75% tiene que ver con factores conductuales y ambientales (Kirkwood, 2005).

Por tanto, llegados a este punto, es importante poner de relieve varios asuntos. El primero es que el envejecimiento es un proceso y además un logro de las sociedades avanzadas, sobre todo, si tenemos en cuenta que las proyecciones demográficas apuntan a que no sólo cada vez se vive más años, sino que esto hace con mayor calidad de vida.

El segundo punto guarda relación con las formas de envejecer. Si sabemos que nuestro organismo comienza su declive biológico, psicológico y funcional a partir de los 35-40 años de edad y que además, tres cuartas partes de este complejo proceso involutivo dependen de nuestros hábitos y conductas, así como de factores ambientales, no es tarde para sentar las bases de un envejecimiento exitoso y saludable.

Por todo ello, como especialista del ámbito gerontológico, tanto en el campo del envejecimiento normal como patológico, puedo afirmar contundentemente que en general los individuos no estamos preparados para envejecer. Y sobre este particular, se hace más que necesario recordar que no envejecemos cuando cumplimos la edad ansiada y jubilosa de los 65 años, si no mucho antes.

Llega un momento en la vida de las personas que casi sin darse cuenta entran en la antesala del envejecimiento, donde les esperan una serie de complejos cambios bioquímicos, fisiológicos, psicológicos y funcionales que merman en mayor o menor grado su capacidad para realizar las AVD (Actividades de la Vida Diaria). Pero además, estas modificaciones no se producen exclusivamente en las citadas dimensiones. El ser humano también se siente atenazado por otros cambios, aparentemente menos visibles, pero que limitan y condicionan la forma de pensar y por tanto de actuar. Las transformaciones psicológicas y emocionales que experimentamos forman parte del enfoque holístico (bio-psico-social) que debe de tener presente cualquier profesional que trabaje con personas mayores.

Se hace necesario, tanto desde el contexto académico como laboral, que especialistas en envejecimiento con distintos perfiles profesionales (médicos geriatras, psicólogos y trabajadores sociales especializados en Gerontología) diseñen e implementen programas de envejecimiento exitoso y saludable.

El éxito de las sociedades desarrolladas no pasa sólo porque las poblaciones sean más longevas, y por tanto vivan más años, sino porque las personas aprendan cómo se envejece: qué transformaciones van a sufrir en su organismo a medida que su ciclo vital avanza, qué tipo de preocupaciones experimentan cuando van envejeciendo, cómo realizar el tránsito de la vida laboral a la vida jubilar.

Se trata de dotar de estrategias y recursos a  las personas a medida que van envejeciendo para que su mayor valor no sea el cumplir los máximos años posibles, si no disfrutarlos saludablemente adelantándose a lo que puede venir. Es aquí donde radica el verdadero éxito de las sociedades desarrolladas.

Los Reyes Magos de Oriente visitan un año más la Fundación Hospital General de la Santísima Trinidad

En la FHGST hemos tenido la suerte de contar, un año más, con la presencia de sus Majestades los Reyes Magos de Oriente, quienes han estado visitando a nuestros pacientes, al personal del centro, así como a nuestros residentes, los cuales han recibido con mucha ilusión y expectación sus regalos de navidad.

La visita ha finalizado en la Sala de San Pedro, donde Melchor, Gaspar y Baltasar han recibido a los más pequeños de la casa (familiares de los trabajadores de la Fundación), quienes han aprovechado la oportunidad para realizar sus últimas peticiones.

Se trata de una de las actividades más entrañables de estas fiestas y que más ilusión despierta, tanto en los niños como en los residentes y trabajadores del centro, así como en los pacientes y sus familias, quienes por motivos de salud no pueden disfrutar de estas fechas tan señaladas en sus casas.