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Nuestra compañera, Alicia Martín García de la Torre, premio extraordinario del Grado en Enfermería de la Universidad Pontificia de Salamanca

“Sin lugar a dudas, lo que más valoro de mi profesión es el trato con las personas, el sentir que tu trabajo está sirviendo para que los pacientes se recuperen, así como la unión que se crea con los compañeros»

 

Alicia Martín García de la Torre en la Universidad Pontificia de Salamanca

El pasado 28 de enero, la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA) celebró un acto institucional en el que se distinguió a estudiantes y profesores por su excelencia, así como al personal de administración y servicios y a los trabajadores jubilados por su dedicación en la institución académica.
Nuestra compañera, Alicia Martín, enfermera de la Fundación Hospital General de la Santísima Trinidad, fue una de las alumnas galardonadas por su extraordinaria trayectoria académica.

¿Por qué decidiste estudiar enfermería? ¿Cómo descubriste tu vocación?

Siempre me ha gustado el ámbito de la salud, pero mi verdadera vocación la descubrí una vez que empecé la carrera.
Cuando comencé las clases y a estudiar las asignaturas me di cuenta de que realmente la enfermería era lo que me gustaba y motivaba. Además, se me daba bien y es entonces cuando fui consciente de que había escogido el camino correcto, confirmándolo meses después cuando comencé las prácticas en el hospital y empecé a tratar con los pacientes. Es una profesión que me completa, tanto a nivel profesional como personal.

¿Qué destacarías de estos años de carrera en la Universidad Pontificia de Salamanca?

La Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA) se convirtió en mi casa desde el primer día. Recuerdo el primer año con un gran cariño. Nunca olvidaré la emoción de esos días, la ilusión de comenzar una nueva etapa y la satisfacción, como ya he dicho antes, al darte cuenta de que la decisión de estudiar enfermería había sido la acertada.

De estos cuatro años me llevo todos los buenos momentos y recuerdos vividos. La verdad es que puedo decir que he sido una afortunada, ya que han sido muchos más los buenos momentos que los malos. Además, en esas situaciones siempre he encontrado en la enfermería un refugio muy importante, sin restarle importancia a todo el apoyo que he recibido por parte de mis padres, familia y amigos, así como del personal de la universidad, a los que estaré siempre agradecida por haberme escuchado y ayudado cuando lo he necesitado. Sé que me acompañarán en este nuevo camino por mucho tiempo.

La combinación de la enseñanza teórica y práctica es muy importante para que la formación sea integral y poder adquirir las destrezas básicas para el desarrollo de la actividad profesional, ¿cómo valoras las prácticas externas o las realizadas en el centro de simulación?

La enfermería es una profesión que parte de una base teórica pero que, desde un inicio muy temprano, se sustenta principalmente en la práctica. Afortunadamente en nuestra facultad contábamos con un centro de simulación y esto ha sido de gran ayuda. En un entorno simulado se aprende mucho sobre posibles escenarios que nos podemos encontrar en la vida real, lo que nos permite adquirir destrezas y conocimientos para luego poder ponerlos en práctica en cada lugar de trabajo.
De las prácticas en el centro de simulación de la universidad, a parte del aprendizaje, también me llevo la cantidad de anécdotas vividas y las risas con los compañeros y profesores.

En cuanto a las prácticas en el hospital, puedo decir que realmente yo las disfruté como lo que más. Son días en los que conoces gente maravillosa que pasa a formar parte de tu vida, con la que además compartes algo tan grande como es la vocación por esta profesión y aunque siempre hay servicios que gustan más que otros, es cierto que en todos se aprende algo nuevo y eso siempre va a ser útil en tu vida laboral.

¿Qué ha significado para ti haber sido distinguida con el premio extraordinario por tu excelente trayectoria académica?

Sinceramente no me lo esperaba, pero antes de saber que recibía el premio ya estaba orgullosa y satisfecha de todo lo conseguido y aprendido en estos cuatro años. Al final te das cuenta de que todo esfuerzo tiene su recompensa, además, en mi caso, he tenido el privilegio de que ese esfuerzo haya sido reconocido con este premio, por lo que estoy muy contenta. Sin embargo, sé que aquí no termina mi etapa como estudiante, ya que en este sector nunca dejas de aprender ni de formarte.

En la actualidad trabajas en el área de hospitalización de la Fundación, ¿recuerdas cómo fue tu primer día de trabajo?, ¿cómo te sentiste?

Al principio cuesta un poco pasar de ser “la niña de prácticas” a ser la enfermera titular, con toda la responsabilidad que eso conlleva. Tienes muchos miedos y dudas de si serás capaz de hacerlo, de si lo harás bien… pero realmente, una vez que comienzas a poner en práctica todo lo aprendido, te das cuenta de que sí que eres capaz, incluso acabas resolviendo problemas que ni pensabas que podrías hacerlo, lo cual es una gran satisfacción. Además, afortunadamente, nunca me he sentido sola, ya que siempre he tenido compañeros dispuestos a ayudarme.

¿En qué servicios has trabajado? ¿Qué crees que has podido aportar en los cada uno de ellos?

La verdad es que como todos los profesionales en enfermería siempre acabas conociendo casi todos los servicios. Aquí en el hospital comencé en el servicio de extracciones, que, aunque a priori puede parecer más sencillo, no lo es. En este servicio aprendes a desenvolverte con mayor soltura, lo que supone una gran ventaja para el futuro. Después estuve en la consulta de enfermería, un servicio totalmente diferente, donde el trato con los pacientes es más cercano (los conoces mejor y puedes controlar mejor su evolución) y actualmente estoy en la planta de hospitalización de cirugía, un servicio mucho más dinámico y, en lo personal, mucho más interesante.

¿Qué es lo que más valoras de tu profesión? ¿Y de trabajar en la FHGST?

Sin lugar a dudas, lo que más valoro de mi profesión es el trato con las personas, el sentir que tu trabajo está sirviendo para que los pacientes se recuperen, poder cuidar al enfermo y acompañar a sus familiares, sabiendo que muchas veces con eso ya les estás ayudando. La unión y la “familia” que se crea con los compañeros es otra de las cosas que más me gusta de esta profesión.

Desde el primer día que empecé a trabajar en la Fundación me he sentido un miembro más de esta pequeña gran familia. Aquí pasamos muchas horas juntos y eso une, los compañeros acaban formando parte de tu día a día y de tu vida. La verdad es que les estoy muy agradecida por su acogida, por el cariño recibido y por la ayuda que me han brindado siempre, ya que esto ha hecho más fácil el inicio de esta nueva etapa.